LA HUETRE
«Cruzan los viajeros un puente que, como pasarela, y a ras de agua, se tiende entre el camino y los primeros peldaños por los que hay que ascender pueblo arriba. Conocen la panadería porque delante de la puerta, en una casa igual que las otras, hay un saco en el suelo en cuya abierta boca asoman las hogazas de pan. Al oír la conversación que mantienen Antonio y Armando, pues vienen hablando sobre las encíclicas papales, una mujer abre la puerta y se asoma. Con la panadera parecen venir todas las moscas encerradas en la casa.
– ¿Nos venden pan?
– Pa eso estamos.
– ¿Cuánto cacho quieren?
- Pueden llevarse más si quieren. Ahora la gente no compra mucho. Yo voy con el burro una vez a la semana a un pueblo de Salamanca a por doce piezas.
«El pan es redondo, amarillo, y pesa lo menos dos kilos. Tiene un sello del tamaño de un duro de plata, que pone:
“Eustaquio Hernández”.
Armando López Salinas y Antonio Ferres. Caminando por las Hurdes. Seix Barral 1960. Pág. 133.