
Era el día más especial de todo el año. No solo desprendía felicidad para esa fecha sino para todo el año. Una fiesta familiar. Cada miembro de la familia tenía su papel y los más pequeños un motivo para sentir la felicidad. La matanza curaba la escasez, aunque muchas veces los menos afortunados se vieran obligados a cambiar los jamones por tocino. Duraba más.
Ver Francisco Barbero. Zacarías, un arriero en Las Hurdes (Catálogo AlmaHurdes 2022).
Páginas 137 – 140.

