
Lo que hoy es un ámbito de integración e incluso de gozo para las niñas y los niños, en demasiadas ocasiones la escuela fue un espacio de discriminación: “Con seis años se entraba a la escuela. Los padres sacaban a los hijos a los doce pa ayudar en las faenas del campo y cuidar de las cabras. Los pilos y las crías no iban a la escuela. En aquel tiempo los niños acudían descalzos, desarrapaos y, a veces, malnutríos”.
Sin embargo, en aquellos años lúgubres hubo, al menos, un caso excepcional: “En La Huerta se hizo una experiencia piloto y se implantó un sistema de educación, basado en un modelo francés, que dio buenos resultados. Una de las actividades consistía en imprimir una revista escolar llamada Niños, pájaros y flores. Los alumnos de aquella época destacaron en el comercio y los negocios. Algunos montaron almacenes en Barcelona”.
Recordar la escuela de hace cien años tal vez ayude a valorar la que ahora disfrutan los niños de Las Hurdes.
Francisco Barbero. Zacarías, un arriero en Las Hurdes (Catálogo AlmaHurdes 2022). Páginas 79 – 83
