
Descripción
Su nombre procede, posiblemente, de la palabra jurdana achancá o achancal, que viene a significar “cruzar a zancadas un charco o una corriente de agua”.
Parece que esta palabra se encuentra soldada a aquella otra de la “era”, quizás porque la Chancalaera era muy devota a sestear y dormir en las antiguas eras de lanchas, donde los jurdanos trillaban el mijo, un cereal con el que se hacía, en otros tiempos, el pan y las tortas, que tanto le gustaban a este legendario personaje.
Los enlanchados que se ven algunas veces entre el monte, en lo más fragoso de la sierras jurdanas, son tenidos como vestigios de las eras de la Chancalaera, pues cuentan que, en los años de Maricastaña, anduvo a punto de exterminarse la caza, y a ella no le quedó otro remedio que sembrar mijo y preparar las correspondientes eras.

Aspecto Físico
Es una mujerona que fue engendrada por un pastor, que era como un gigante que tenía a su servicio el rey Batuecu, el cual tuvo relaciones amorosas con una cierva.
Lleva una gran melena que le cuelga por toda la espalda y que se recoge con un turbante alrededor de la cabeza, el cual está fabricado con juncos que ella misma trenzaba. Se viste con las pieles de los animales y gasta un ancho cinturón de piel de gineta. Lleva también un hermoso rabo de zorra colgando del cinturón por la parte de atrás. Calza albarcas o unas botas fabricadas con pieles. En bandolera, lleva un zurrón hecho de piel de macho cabrío, donde guarda una dulzaina que suele tocar muy bien, sobre todo las noches de luna llena.
La autoría de esta guía de personajes del Entrueju Jurdanu*, promovida por el Centro de Documentación de Las Hurdes, corresponde a José Pedro Domínguez y a Félix Barroso. Las ilustraciones son obra de Fermín Solís.