La Chancalaera

Descrita también como acosadora de hombres, es una mujer grande, fuerte y muy atractiva, aunque tiene el don de poder transformarse en anciana de apariencia indefensa o en un animal.

Su padre fue un pastor y su madre una yegua, de ahí sus grandes y largas patas, que hacen muy difícil huir de ella, pues da unas zancadas de tal longitud que le permiten cruzar (“achancal” en altoextremeño,) ríos enteros. Las marcas de sus huellas aún se pueden, dicen, ver en muchas rocas de varios arroyos de Las Hurdes.

Su morada se sitúa en una cueva al pie del Pico de las Corujas

Cuenta la tradición que cierto día sedujo a un pastor de cabras que se encontró por el monte llevándole a su cueva. Mientras ella preparaba la comida, el pastor encontró una gran cantidad de huesos humamos junto a la chimenea; ella le explicó que eran de personas que se habían cruzado con ella y que todo aquel que la veía tenía que morir.

El pastor, siendo de consciente de su oscuro destino, dio de beber mucho vino a la Chancalaera, que, después de cenar, quedó dormida. Aprovechó el pastor para huir despavorido y dar el aviso en el pueblo. Cuentan que subieron 7.000 personas y que apresaron a la Chancalaera. Hay incluso quien dice que le dieron muerte allí mismo.

Popularmente a la Chancalaera se la utiliza como asustadora de niños. Dicen que entra a las casas donde se oye a los niños llorar para llevárselos y comérselos.

 

(Este texto reproduce lo publicado por el Centro de Documentación de Las Hurdes).



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