La asamblea de vecinos

«La asamblea de vecinos se convoca materialmente por el alguacil, con corneta hoy y con tamboril ayer, bajo el mando del alcalde pedáneo en cinco ocasiones particulares: por cuestiones de riego, cuando la escasez de las aguas obliga a regar a dua, o sea durante un tiempo y un turno determinado; cuando se reglamentan las posibilidades de pastos en los castañares; cuando se subastan el estiércol de las cañadas o las zonas de pesca en el río y, por supuesto, con ocasión del día de los caminos u obras similares, por ejemplo, el cuidado de las pesqueras (unas pequeñas presas que los vecinos hacen solos en el río según sus necesidades). En muchos de estos casos, además, los vecinos ni siquiera se reúnen. El voceo del alguacil es suficiente. Hay también asambleas extraordinarias, como en el caso de incendios o en el momento en que bajaban los lobos, hecho cierto por lo menos hasta la década de los cincuenta o cuando se había perdido alguien en la sierra yendo con las cabras.

«Cuando la asamblea se reúne están presentes todos los cabezas de familia y por supuesto, pero detrás de los hombres, las mujeres y los niños».

(Maurizio Catani. La invención de Las Hurdes I. Cuadernos populares. Editora Regional de Extremadura. Pág. 30).

 

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