Guadalupe Gómez

Las Hurdes le ofrecieron una infancia y una juventud felices. Recorrió caminos y veredas antes de descubrir, lejos de su tierra, el reclamo de su pueblo.

Guadalupe Gómez Vázquez (23 de julio de 1961) había absorbido desde muy pequeña la memoria de sus padres y de su abuela materna, el ejemplo de los mayores. Por ellos regresó, dispuesta a las faenas de la tierra y al gozo de la conversación. Pese a algunas añoranzas, confiesa el orgullo que le provocan sus hijas.

 

De su vida recuerda:

  • “Mi abuela tuvo que sacar adelante a sus seis hijos mientras su marido estaba en la guerra”.
  • “A la abuela Rosenda la llevaron al hospicio. En los años siguientes la acogieron tres familias distintas”.
  • “Cuando terminaron de comer, mi hermana bajó a echarle la comida a los gatos. Cuando subió mi padre estaba en el suelo. Muerto”.
  • “Nunca he bajado a mi casa tan deprisa como el día en que me dijeron que había nacido mi hermano”.
  • “De niña no quería ver al Avellano ni a tiros, pero acabé diciéndole a mi madre que no se le ocurriera vender un solo huerto del Avellano”.
  • “Me fui de vacaciones a Canarias con un billete de ida y vuelta, pero perdí el billete y me quedé allí”.

 

Ver. Las Hurdes, tierra de mujeres. Páginas 318 a 331. Publicado por la asociación cultural AlmaHurdes.



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