El Carnaval Hurdano se celebra cada año en una alquería distinta, donde los vecinos de Las Hurdes y los forasteros se encuentran y se relacionan con los personajes de esta celebración singular: el rey del antrueju, que pasea en burro entre las aclamaciones de la gente; el obispo jurdanu, la tía rechonchona, el macho lanú, los diablillos, la mona, el burru, la tara o el morcillu, un pelele con cabeza de cabra y cuerpo de hombre, con grandes atributos sexuales, que al término de la fiesta es ahorcado y quemado. Buena parte de los asistentes a la celebración visten ropajes antiguos, los propios de los pastores y los agricultores de la fiesta. Todos ellos –enzamarraos, antruejaos y encarantoñaos convierten el festejo en un acontecimiento eminentemente popular.
Junto a ellos tienen un papel destacado las corrobras de tamborileros, los romances cantados por los vecinos, las leyendas de la comarca que se representan mediante escenas denominadas reguijus, interpretadas por los miembros de las corrobras participantes.
En ese sentido cabe destacar la importancia de la Corrobra Estampas Jurdanas en el mantenimiento de la tradición del Carnaval Hurdano y en su reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico de Extremadura. En realidad, esta corrobra contribuyó a sacar al Carnaval jurdanu de sus cenizas a través de un trabajo etnográfico de indudable valor y a su representación de los rejuijus o cuadros escénicos de los entruejus jurdanus.
Desde 1991 la Mancomunidad de Las Hurdes, representada por todos los alcaldes de los pueblos de la comarca, estableció que la fiesta se celebre de forma rotativa por todas las alquerías. La celebración coincide con el Sábadu Gordu del Entrueju (o Sábado de Carnaval).
